Por supuesto que el caso que menciona Danila en su entrada anterior no es el único. Como consumidores estamos frente a emprendedores irresponsables de los grandes y de los chicos: trabajos sin terminar; promesas grandes para fijar el precio, respuestas chicas para minimizar costos; "adicionales" sacados de la galera; jamás un ticket o factura si se puede evitar y tantas otras que podríamos escribir libros con ellas.
Una cosa que se aprende en el trato con tantos emprendedores de este tipo es a tener que tomarse el trabajo de revisar todo y si es posible, dejar una parte del pago hasta que el proyecto esté totalmente terminado.
"Si no me querés pagar, no me pagues", dicho en un tono que podría traducirse en algo así como "Ya sé que el trabajo no está bien..."
Pero ni aun esto garantiza la responsabilidad hasta el final. La respuesta más novedosa que escuché últimamente cuando el problema lo descubro "en el momento" no es "Bueno, lo vamos a solucionar y desde ya compensarte de alguna manera" --como sí es habitual con empresas serias y responsables de las que hablaremos en otras entradas-- . La respuesta a la que me refiero es un "Si no me querés pagar, no me pagues", dicho en un tono que podría traducirse en algo así como "Ya sé que el trabajo no está bien, pero si vos sos tan mala persona como para dejar de pagarme hacelo, mostrá lo amarrete que sos y que te remuerda la conciencia por el resto de tu vida, y obviamente no esperes ningún tipo de garantía o servicio postventa".
La primera vez que lo escuché, no llegué a reaccionar. Con apelaciones tan personales y retorcidas uno termina pagando a desgano la irresponsabilidad del otro, además de quedarse con el trabajo mal hecho.
Después de meditar sobre el asunto, decidí estar preparada. La ocasión no tardó en llegar. Las "innovaciones" para sacarse de encima un problema suelen circular rápido, mucho más que las "buenas prácticas" para trabajar bien y dejar satisfechos a los clientes. Frente a un nuevo emprendedor irresponsable que me dijo con ese mismo tonito el "Si no me querés pagar, no me pagues.", lo escuché con calma, junté fuerza y le respondí: "Sabés qué? Entonces no te lo voy a pagar."
Ojalá se haya quedado pensando sobre su responsabilidad en el trabajo...Ojalá. Lo más probable es que esté buscando una nueva frase salvadora de su irresponsabilidad, o tal vez hasta realmente piense que lo hice para pagar menos...
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