Hace tiempo que no viajaba por Europa como tuve la oportunidad de hacerlo en las últimas semanas. De tren en tren y de ciudad en ciudad, recorrí varios cientos de kilómetros, idiomas y culturas. Para aquellos que viven en el “primer mundo” muchas de estas observaciones les parecerán obviedades de la vida civilizada, pero viviendo desde hace un tiempo en un lugar algo remoto de
- Los trenes funcionan, están limpios, cumplen horarios precisos –cuando dice que parten 10.16 hs, quiere decir que exactamente a esa hora se ponen en movimiento, y a la hora planificada llegan a su destino (y cuando excepcionalmente no lo hacen, ofrecen disculpas y bonificaciones).
- Funcionan también los subtes, los tranvías, los buses y otros medios de transporte que permiten llegar a todas partes, cómodamente y a relativo bajo costo.
- Las calles peatonales invitan a comprar, ir a trabajar o pasear por los centros urbanos disfrutando de la arquitectura y las vidrieras.
- Parques, plazas y sendas para bicicletas, rollers, Segways o cochecitos de bebé ofrecen paseos y ejercicio para todos.
- Los semáforos y las sendas peatonales facilitan la convivencia de peatones y vehículos (si ésta les parece demasiado elemental, intenten por aquí cruzar Bustillo en temporada…)
- La basura está en los cestos y no en el suelo.
- Los edificios antiguos o no tan nuevos están mantenidos, pintados, limpios, puestos al día.
- Se promueve la incorporación de niños, jóvenes, discapacitados y adultos mayores a las actividades culturales, con descuentos y promociones notables.
- El Estado está presente, funciona, se siente en la regulación, el orden, los incentivos y las sanciones.
- Civilización y modernidad conviven con el respeto a la cultura y la historia.
Seguro que la crisis está alcanzando el Viejo Mundo, y que también tiene sus contradicciones y conflictos, ¡pero me dieron tantas ganas de que copiemos por aquí las cosas buenas de la civilización!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario