por landi
Matías, de siete años, se quejaba la semana pasada a su mamá porque en la escuela, con un grupo de amigos habian inventado un juego, y cuando otros compañeros se sumaron, comenzaron a modificar las reglas, por lo general a favor de los recien llegados. "No se puede jugar si las reglas se cambian todo el tiempo!", se quejaba con una lόgica irrefutable.
Su razonamiento me recordό cuando hace unos años yo trataba de explicar a un grupo de estudiantes internacionales en Estados Unidos, en qué se diferenciaba la Argentina de sus países, y di con una imagen similar: "Imaginense un juego en el que las reglas cambian al azar en todo momento. Nunca sabes como vas, ni podes tomar decisiones, ni podes prever..."
Leyendo los diarios de hoy, volvi a pensar en lo dificil que resulta jugar un juego en el que las reglas parecen cambiar al azar...
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