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martes, agosto 20, 2013

El Tratado de Marrakesh, mejor acceso a la lectura para las personas ciegas

por landi

¿Qué pasaría si tan sólo pudieras acceder al 1% de la información? ¿Si el resto del conocimiento estuviera ahí, pero tras cadenas que te impiden la lectura? Más de 300 millones de personas ciegas o disminuidas visuales en el mundo enfrentan a diario esta realidad, junto con la de su discapacidad, la pobreza, y la discriminación de que son objeto en la mayoría de sus lugares (el dato: según la Unión Mundial de Ciegos, 90% de las personas ciegas habita en países en desarrollo y una proporción muy baja accede a la educación y la cultura).

Pero mientras muchos de sus problemas no son de tan fácil solución, el "hambre de libros", como se ha llamado recientemente a esta necesidad de acceso igualitario a la información, sí puede solucionarse a través de la tecnología. En la actualidad, una persona ciega, con cierta preparación, puede leer cualquier material que se encuentre digitalizado. ¿Cómo? A través de programas lectores que transforman en audio los textos, permitiendo la lectura en una PC adaptada, una tableta, un teléfono inteligente o un simple reproductor de mp3.

Ésta ha sido la base de la biblioteca Tiflolibros, un proyecto creado por mi hermano, Pablo Lecuona, y un grupo de personas ciegas en busca de oportunidades para leer en 1999, que hoy ya tiene 45.000 libros y varios miles de usuarios en más de 30 países. Desde sus comienzos he estado aportando mi gotita de arena para que, de a poquito y con mucho esfuerzo, este emprendimiento social pudiera ser sostenible y llegar a más personas e instituciones para ciegos de Latinoamérica con estas "nuevas tecnologías" capaces de cambiar la vida a mucha gente.
Pablo y un Ghandi que se sumó a la lucha por el Tratado en Ginebra

Este año, entre otros planes, tuve uno muy importante; participé junto con Pablo y el equipo de la Unión Mundial de Ciegos en el que esperamos será un gran salto hacia una solución global de fondo a los problemas de acceso a la información: las negociaciones en la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) para la concreción del "Tratado de Marrakesh para facilitar el acceso información la de las personas ciegas, con discapacidad visual, o con otras dificultades para acceder al texto impreso", que se firmó finalmente en esa ciudad de Marruecos en junio de 2013. 

La OMPI es el organismo del sistema de organizaciones de las Naciones Unidas dedicado al uso de la propiedad intelectual (patentes, derecho de autor, marcas, diseños, etc.). Define su misión como “promover la innovación y la creatividad al servicio del desarrollo económico, social y cultural de todos los países, por medio de un sistema internacional de propiedad intelectual equilibrado y eficaz.” Pero de la teoría a la práctica, no fue fácil poner de acuerdo a los representantes de más de 160 países en que lograr que las personas ciegas accedan a la lectura a es una forma de promover el desarrollo, y no de poner en riesgo el sistema de propiedad intelectual, como abogaban sobre todo los delegados de los países más desarrollados. (El sistema de propiedad intelectual está desde hace tiempo en aprietos por cuestiones como fotocopias, libros y películas truchas, Napster, Ares o Taringa, pero eso es tema para otro larguísimo debate)

Hubo varias idas y vueltas en las frías reuniones en Ginebra, y momentos críticos en las negociaciones finales bajo el sol ardiente de Marrakesh. Aquí el link a un video que muestra una conferencia de prensa, clave para que la posición de las personas ciegas se hiciera escuchar. Y aquí el link al mensaje que el famoso cantautor ciego Stevie Wonder envió en medio de las negociaciones para alentar los avances.

Finalmente, y casi sobre la medianoche de la fecha límite, se acordó el texto. Como expresó el Director General de la OMPI, Francis Gurry: "Este tratado es una victoria para las personas ciegas, con discapacidad visual o con otras dificultades de acceso al texto impreso, pero también para el sistema multilateral. Con él, la comunidad internacional ha demostrado que tiene capacidad para responder a problemas específicos y para llegar a una solución de consenso”.

Queda todavía un proceso de firmas y ratificaciones para que el Tratado se haga realidad (e incluso hay quienes dicen que en el texto los detractores han incorporado cláusulas que pueden jugar en contra de su aplicación efectiva), pero este logro ha sido enorme y esperamos que pueda impulsar un cambio positivo para las personas ciegas de todo el mundo. Los puntos clave que pedía la comunidad de ciegos y que el tratado refleja: excepción al derecho de autor fácil de aplicar, formatos e instituciones ajustados a las distintas realidades, intercambio internacional, simplicidad para la gestión de obras. Si querés conocer más detalles sobre el tratado leé esta breve explicación de la Unión Mundial de Ciegos o mirá este video en el que Pablo relata su experiencia a Verónica, una periodista ciega de la TV Pública Argentina. 

Paseando por la medina de Marrakesh
En lo personal, ha sido no sólo uno de los proyectos más desafiantes y globales (¡también paseamos por Ginebra, Marrakesh y unos cuantos aeropuertos!), sino la posibilidad de compartir tiempo con mi hermano y una cantidad de líderes sociales, muchos de ellos ciegos, que demuestran todos los días que superar la adversidad es posible, y mejorar la realidad una obligación de quien tiene las herramientas a su alcance (una visión por suerte compartida por los delegados de los países Latinoamericanos que han sido centrales en la concreción del tratado). Ha sido también una rica experiencia sobre divulgación y estudios sociales de la ciencia que intentaré volcar en mi tesis de la Maestría de Ciencia, Tecnología e Innovación, otro plan que espero terminar este año.

Se abre para Tiflolibros un desafío cada vez mayor, ya que forma parte de ese pequeño grupo de bibliotecas que vienen trabajando en la innovación para la lectura (aunque en la actualidad logren, entre todas, servir a menos de un 5% de los que lo necesitan). Con Pablo tuvimos la posibilidad de conocer en persona a nuestro amigo Jim Fruchterman, un emprendedor social de Sillicon Valley que decidió transformar la tecnología militar que le mostraban cuando era estudiante en formas de beneficiar a la humanidad y es pionero en innovación para la accesibilidad. Jim (aquí contando su historia en inglés en su charla de TED), creó también en 2001 Bookshare, una biblioteca similar a Tiflolibros en un contexto bien diferente, y hoy sirve en sus país a casi la totalidad de los estudiantes ciegos, a través de acuerdos con el sistema educativo. A partir del tratado tendremos un nuevo marco para trabajar en equipo el crecimiento de nuestros proyectos y lograr que la innovación llegue a tanta gente en países en desarrollo que cree que con la vista pierde también el acceso a la información.

¿Podremos ayudar a que con acceso a la lectura y la educación haya más personas ciegas desarrollando al máximo su potencial? ¿Más Pablos, Verónicas, Gustavos, Andrés, Paulas, Chris, Maryannes, Jaces. Moises, Melanies, Scotts, Freds y tantos otros para los que este tratado quita las cadenas a los libros? 

domingo, abril 08, 2007

Cómo financiar el crecimiento...de un emprendimiento social

por landi

Las fórmulas tradicionales para encontrar dinero para hacer crecer un emprendimiento pueden ser difíciles de hallar en Latinoamérica, pero están claras: endeudarse -con bancos, socios u otras empresas- o vender participaciones accionarias, incorporando nuevos socios capitalistas al negocio.

Otro día analizaremos qué pasa con los pequeños negocios, pero hoy quisiera explorar el tema desde la perspectiva de los emprendimientos con fines sociales. ¿Cómo hace un emprendedor social para obtener el dinero para hacer crecer su proyecto?

Desde hace un tiempo me vengo haciendo la pregunta, ya que como participante en el crecimiento de Tiflolibros, la biblioteca digital para ciegos gratuita que dirige mi hermano Pablo, estoy asesorando al equipo de emprendedores sociales a buscar las fórmulas que permitan financiar el trabajo que realizan y acompañar el crecimiento que ya tienen en tamaño, usuarios, idiomas y grografías (cerca de 20.000 libros accesibles en español, más de 2.000 usuarios ciegos en más de 30 países, una réplica en alemán y propuestas para otros idiomas).

En los comienzos fue el clásico financiamiento de "familiares y amigos": trabajo ad-honorem de casi todos, un departamento prestado, la PC hogareña.... Después de casi ocho años, hay donaciones de usuarios y público que se entera por los medios, venta, soporte técnico y reparación de equipos para ciegos que antes había que traer de España o Estados Unidos, un libro en papel -"Ficciones sobre ciegos"- que sirve también para generar conciencia sobre las posibilidades de las personas ciegas -y disfrutar de los textos de Borges, Saramago, Benedetti y otros escritores sobre el tema.

Pero todo esto es apenas suficiente para la supervivencia -¡que no es poco!- en condiciones que no coinciden con el crecimiento en los otros frentes (desde numerosas apariciones en prensa nacional e internacional o la invitación que llevó a Pablo invitado por UNESCO a contar el caso en la última Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información en Túnez en 2005, hasta las historias de cambios de vida que el acceso igualitario a la información, la cultura y la educación ha provocado en cuientos de personas ciegas).

Desde hace unos años llevo adelante la vinculación con un proyecto similar, nacido el corazón del mundo emprendedor. La biblioteca digital para ciegos Bookshare.org fue fundada en 2001 en Palo Alto, California, por un emprendedor vuelto millonario por las innovaciones en tecnología para ciegos, dispuesto a invertir sus millones en un proyecto con fines sociales. El modelo es similar al de Tiflolibros, sólo que el presupuesto de un mes por allí debe equivaler al de un par de años de Tiflolibros, y sale de los bolsillo del fundador, la suscripción de los usuarios -que eligen leer en digital frente a todas las opciones existentes en su país, como libros en casete o en Braille- donantes, premios y subsidios de todo tipo.

La relación prospera y hemos encarado algunos proyectos juntos. Lo más difícil es que desde el mundo hipercivilizado y estructurado, comprendan por qué por estos pagos es necesario brindar un servicio gratuito, es casi imposible obtener grandes subsidios o donantes y hay a veces que salir a rescatar a las personas ciegas de su involuntario encierro por el abandono de las instituciones, y acercarlas a la lectura -muchas veces por primera vez- a partir de las nuevas tecnologías.

Los emprendimientos son totalmente complementarios: una misión en común, el mismo enfoque innovador. Bookshare tiene dinero, acceso a los grandes mercados, una biblioteca en inglés y ganar de expandirse globalmente. Tiflolibros tiene empuje, capacidad de supervivencia, un equipo de gerenciamiento con conocimiento directo de las necesidades ya que en su mayoría son personas ciegas pioneras en el acceso a la información a través de nuevas tecnologías.

Pero no es fácil encontrar una fórmula: ¿Cómo hablar de joint-ventures o participaciones accionarias si no hay capital?, me preguntaba. ¿Cómo atraer inversión cuando los resultados son indudables, pero no en dinero? Será que me perdí algún nuevo modelo o no investigué lo suficiente...

En el blog de Jim Fruchterman, el fundador de Bookshare, descubrí hoy que no estoy sola en mi ignorancia. Junto con otros referentes en el campo del emprendimiento social ha publicado a través de la Universidad de Oxford en el Reino Unido un interesante paper sobre las formas de encarar el problema. En Nothing Ventured, Nothing Gained: Addressing the Critical Gaps in Risk-Taking Capital for Social Enterprise, ("Nada se arriesga, nada se gana: saltando la brecha crítica entre capital de riego y emprendimientos sociales"), los autores analizan las opciones y abogan por reducir la distancia entre el financiamiento de emprendimientos tradicionales y el de emprendimientos con fines sociales. ¿Cómo? Convenciendo a inversores de medir sus resultados en impacto social y no sólo en dinero.

Conclusión: ni por allá lejos -ni en inglés- hay una solución clara. Tendremos que inventarla.

martes, febrero 20, 2007

Emprendedores a ciegas

por landi

Entre los emprendedores que se ocupan del 10 % que pueden cambiar en lugar de quejarse (ver entrada anterior del blog) están Pablo y toda la gente que hace Tiflolibros, la primera biblioteca digital para ciegos de habla hispana, que arrancó como un proyectito casero, y hoy tiene más de 20.000 libros y 2.000 usuarios en 30 países.

Hace unos años, Pablo buscaba con algunos de sus amigos ciegos como él una forma mejor de leer. Cuando era chico, éramos los de la familia los encargados de hacerle accesible la lectura, leyéndole en voz alta. Pero debía haber una forma más independiente de leer por ejemplo los libros que le requerían en la facultad, donde estudiaba Comunicación, y algunas de las largas nuevas novelas que se volvían imposibles de encontrar por otros medios. Los libros en Braille, si bien significaron un gran avance cuando aparecieron en el siglo XIX, son escasos en Argentina y voluminosos --un libro de 200 páginas impresas, en Braille es algo así como tres tomos del tamaño de una guía telefónica.

Pablo trabajaba entonces en el estudio de grabación de la Biblioteca Argentina para Ciegos, produciendo libros en cassette, otro gran avance tecnológico. Pero algo mejor debía poder hacerse con el desarrollo de nuevas tecnologías como Internet y las computadoras personales más accesibles...

Llegó entonces junto con su esposa, Mara, maestra especial para ciegos, al escaneado de libros, que mediante un software de reconocimiento de caracteres (OCR) convertía los libros en un formato digital que cualquier programa lector como el Jaws podría leer en voz alta. Otras personas ciegas estaban llegando a lo mismo y decidieron unir esfuerzos y armar una lista de intercambio, para no tener que escanear dos veces el mismo libro...

Así nació la biblioteca que hoy es mucho más que un espacio de lectura: es una fuente de información para la integración, una organizadora de eventos como los Tifloencuentros (Buenos Aires 2004, Bariloche 2005, Córdoba 2006 y pronto Mendoza 2007), una promotora de los derechos de las personas ciegas, una editora de la antología "Ficciones sobre ciegos" en la que grandes autores ficcionan la ceguera, una fuente de contactos, amigos y hasta parejas para más de 2000 personas en 30 países y, por supuesto una inagotable biblioteca donde, además de tener la variedad de 20.000 títulos, cada libro puede ser leído en simultáneo por muchas personas ciegas y en muchos casos hasta antes que los que leemos del papel, ya que algunas editoriales y autores envían sus originales en simultáneo que a la imprenta.

En estos siete años de Tiflolibros, Pablo, Mara, Gustavo, Marta, André, Ángela, Euge y muchos voluntarios, usuarios y otros participantes del proyecto vivieron los placeres y los problemas del emprender. Y siguen adelante, creciendo y planificando nuevas metas, como todo emprendedor, aunque en este caso sea movido por el sueño de la integración y no el del dinero, y aunque a gran parte de estos emprendedores cuando les brillan los ojos no sea a causa de lo que ven.

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