Si bien es tercero en circulación en EEUU, "The New York Times" debe ser el diario más reconocido a nivel global. Por eso me impacta -aunque no me sorprende- que esté al borde de la bancarota. Como decía un paisano de El Paraíso, "Son cosas que uno no las piensa", y lo había pateado una chancha...
Era inimaginable un par de décadas atrás que el NYT pudiera estar rematando sus activos y negociando con un mexicano para fondearse. Y eso es lo que está pasando hoy. El diario que más premios Pullizer ha ganado en el mundo, agoniza. Claro que el mexicano es nada más y nada menos que Carlos Slim, el segundo hombre más rico del mundo, pero, igual, es un latino sentado en el trono frente a un NYT subyugado.
Es que la industria editorial -como la discográfica- corre para todos lados desorientada desde que los bits comenzaron a desplazar a los átomos a medida que la Internet comenzó a ganar terreno a mediados de los '90.
Hace poco esperaba para tener una reunión en la recepción de un diario argentino, y observaba "la redacción", es decir, ese enorme piso de personas y computadoras que aparece siempre en las películas. No me cerraban los números. Toda esa gente y esas instalaciones para publicar en papel noticias del día anterior... hmmm.
Estamos en la transición y eso es lo que dificulta las cosas. Si bien está en picada, el principal ingreso de los diarios sigue siendo la venta de avisos en sus ediciones en papel. Lo que factura el NYT de publicidad en la web, por ejemplo, solamente representa 12%.
También hay algo de inoperancia sin embargo entre estos grandes diarios. Miedo al cambio, demasiado tiempo en el pedestal, falta de visión... no sé cómo llamarlo, pero me da la sensación de que -acá, allá y en todas partes- los dueños de medios van lento y giran en falso. Me gusta mucho la cita de Rupert Murdoch al respecto:
"Resumo de la siguiente manera la forma en que algunos de los medios establecidos han respondido a la Internet: no son los diarios los que pueden volverse obsoletos. Son algunos de los editores, reporteros y dueños, quienes están olvidando el activo más preciado de un diario: su vínculo con los lectores."Crédito de la imagen: The Economist. Fue tapa de esta interesante nota.