La semana pasada cuando me senté a escribir mi opinión enojada sobre la falta de organización en el espectáculo de Maximiliano Guerra (ver "Estamos en Argentina") , me encontré con la enojada entrada de Danila acerca del machismo en una clase en el IAE (ver ¿Vale más un hombre que una mujer?).
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Recibimos varios comentarios acerca de estos temas. ¿Vale la pena enojarse? ¿Es el enojo un sentimiento a evitar en un emprendedor y hacedor?
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Me dejaron pensando (e investigando).
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Si bien la ira figura entre los siete pecados capitales cuando se vuelve descontrolada, parece que un poco de enojo puede ser un poderoso motor para arrancar un proyecto.
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Son muchos los emprendedores y hacedores que pusieron en marcha sus iniciativas movidos por el enojo de no encontrar lo que necesitaban en el mercado, de que nadie se ocupara de sus problemas, de que otras empresas trabajaran mal, o de que no los dejaran estar a cargo de sus propias vidas.
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Reed se enojó frente a los 40 dólares que tenía que pagar en el videoclub por devolver tarde su película y creó Netflix; Adolfo Drescher se enojó cuando sus padres lo querían llevar a vivir a Barsil y comenzó primero a importar ropa interior y luego a fabricarla en lo que hoy es Caro Cuore; Pablo, Gustavo y André se enojaron porque nadie se ocupaba de las necesidades de los lectores ciegos como ellos y crearon la biblioteca digital Tiflolibros. Padres enojados impulsan proyectos para sus hijos, médicos enojados inician salas de primeros auxilios, vecinos enojados organizan comedores escolares...
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En uno de mis libros de management favoritos, Re-imagina, Tom Peters cita entre sus 50 características para la excelencia en el liderazgo: "Los líderes están enojados"
"Nunca promuevas a la gente "des-enojada" a posiciones de liderazgo. En realidad, nunca contrates a la gente des-enojada. El candidato ideal es el que entra, te mira a los ojos y dice: No puedo creer que esté todo tan mal. Pero estoy dispuesto a tomar el riesgo, siempre que me den la oportunidad para cambiar las cosas."
1 comentario:
¿se puede confundir el enojo con las ganas irreflenables de comenzar algo, tal vez, LA NECESIDAD?.
Al enojo lo asocio con algo, mas bien crítico (caos, confusión, falta de metas).
seguramente las grandes empresas se hacen pensando estrategica y friamente, dónde y cómo dar cada paso.
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