Las mujeres en los puestos de decisión es un tema que nos interesa hace tiempo. Si no, la mitad de los hacedores y emprendedores nos quedarían afuera.
¿Pero por qué tratar el tema por separado? ¿No tenemos todos las mismas oportunidades? Mujeres en la calle, mujeres trabajando, mayoría de mujeres en las universidades... Si en Argentina hasta tenemos "Presidenta" y "Jefa de oposición", como destaca Danila en la entrada anterior del blog.
La teoría nos dice que hombres y mujeres marchamos a la par, pero la práctica nos demuestra que si bien "has recorrido un largo camino, muchacha", como decía una publicidad de los cigarrillos Virginia Slims, hay todavía un largo camino por recorrer.
Hace unos años hicimos una investigación entre empresas argentinas --para la revista Mujeres&Compañía, un proyecto creado entonces por la recientemente electa senadora María Eugenia Estenssoro-- y descubrimos que en las empresas no más de 20% de las mujeres ocupaba cargos gerenciales, y apenas un 6% participaba en los directorios.
En el campo de los emprendimientos hay muchas mujeres --tal vez por estas mismas dificultades para ascender dentro de las organizaciones más tradicionales, lo que se conoce como el "techo de cristal"--, pero me sorprendió siempre que al bucear en las razones del comienzo en la mayoría de los casos se mezclara una situación relacionada con el lugar de la mujer en la familia, cosa que pocas veces se escucha entre los hombres emprendedores.
Anita Roddick creó The Body Shop cuando tuvo que salir a rebuscárselas mientras su marido emprendió una gira por Latinoamérica; Nucha salió a trabajar al quedar viuda y fundó una cadena de respostería; Marta Harff arrancó trabajando en el negocio de jabones de su marido....
Para el suplemento Negocios para Armar que sale el mes próximo con la revista Pymes de Clarín entrevisté hace unos días a una mujer que instaló un locutorio en el barrio de Once. Ella sintetizó muy bien mi impresión: "Mi marido trabaja muchas horas y mi hijo ya está grande. Yo en casa no me quedo".