sábado, noviembre 17, 2007

¿Evadir o cerrar?

por danila

En el reciente coloquio de IDEA, el experto en temas laborales Ernesto Kritz nos recordó que 50% de los trabajadores de la Argentina está en negro y que 50% de los trabajadores que están en negro pertenecen a Pymes de no más de cinco personas (esta gente además tiene sueldos por debajo del mínimo vital y móvil).

Si bien creo en pagar los impuestos aún cuando uno no está de acuerdo con ellos y que los negocios deberían ser considerados factibles solo si prometen dar un resultado positivo después del pago de impuestos, es cierto que muchos de los emprendedores de la Argentina lo son por necesidad (ver entrada: Yin y Yang) y al iniciar un negocio lo que están haciendo es comprarse a si mismos un trabajo. Entonces...

¿No sería lógico que el Estado promoviera la sofisticación de estas empresas incipientes para que perduraran en el tiempo y se convirtieran en fuentes de trabajo en blanco? ¿No sería lógico dejar de oprimirlas con una carga impositiva excesiva que no distingue al microemprendimiento de la gran corporación? ¿No se da cuenta el Estado que menos impuestos hoy significa más recaudación mañana?

Los impuestos a rever:

  • Impuesto sobre los ingresos brutos. Este es el impuesto que más me saca de quicio. Habría que eliminarlo completamente. ¿Cómo puede aplicarse una alicuota sobre la facturación sin tener en cuenta los costos? En una actividad de alto volumen y bajos márgenes, 3% sobre los ingresos puede ser toda o gran parte de la rentabilidad. El gran problema es que este impuesto está enquistado en la Argentina porque es la mayor fuente de recaudación provincial. Propuestas de reemplazo de parte de gobiernos nacionales nunca han sido llevados adelante con la suficiente seriedad y compromiso. Y ahí sigue el impuesto a los ingresos brutos embrutenciéndonos.
  • Impuesto a las ganancias. 35% para todas las empresas sin distinguir tamaño. Un absurdo. KPMG publicó un estudio este mes que ubica a la Argentina como el país de América Latina con la alícuota más alta en el impuesto a las ganancias societarias. Tantas cosas se podrían hacer... escalonar, poner un mínimo no imponible, no cobrar durante los primeros dos años de actividad, tomar pérdidas a cuenta...
  • Impuesto al valor agregado. Es altísimo. Perjudica al consumidor (sin distinguir clase social) pero también al empresario (sin distinguir tamaño de empresa) porque su precio debe ser razonable luego de sumarle el 21% que va para el fisco = menor rentabilidad.
  • Cargas sociales. La brecha entre el costo salarial que debe pagar un empleador y el salario de bolsillo que se lleva el empleado es excesiva. Los impuestos sobre el salario que pagamos acá son similares a los que se pagan en el primer mundo (pero nosotros tenemos muchísima menos productividad). Un ejemplo en el que incluso pagamos más: nuestro PBI es la mitad que el de Nueva Zelanda y nuestras imposiciones sobre el trabajo 50% más altas.
  • Impuesto "al cheque" (en realidad, a los créditos y a los débitos). En un país que lucha con bancarizar a las empresas, ¿no es raro que el Estado te cobre cada vez que hacés una operación bancaria?
Ojo. Hay más de un vivo en nuestro querido país que no evade "por necesidad" sino por avaricia. Y ahí se cierra el círculo de la injusticia. Unos pocos pagan por todos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

danila, estoy de acuerdo en general en todo, pero tal vez no esté de acuerdo en algo que puede parecer una pavada, me refiero a dónde poner el énfasis. creo que todos los aspectos técnicos que mencionás osn conocidos por los encargados de administrar y determinar nuestros impuestos, o síno por lo menos son conocidos por sus expertos asesores. desde mi punto de vista, el problema radica principalmente en 2 aspectos: 1) son malos administradores, porque si bien saben todo esto, no tienen ni idea de cómo implementar estos temas sin que reviente todo. 2) son "mala gente", porque prefieren llenarse de guita ellos hoy y no que sus hijos tengan recursos mañana, egoísmo puro. desde otro punto de vista un poco más político, ni en pedo pagan el costo de una reforma impositiva en serio buena y con perspectivas, para que se lleve los resultados un próximo gobierno y que despupes digan que el anterior gobierno fue malo y el que sigúió bueno. porqu el que sigue tampoco ni en pedo les reconoce logros a los anteriores. es como un dilema del prisionero y no tenemos buenos administradores para coordinar una solución. más que economistas, deberíamos buscar expertos para lograr liderar este cambio. expertos en todo sentido, que sepan comunicar lo que se estaría haciendo, que tengan liderazgo, convicción y huevos para bancarse todas y cosechar lo sembrado 20 años después.

Anónimo dijo...

Sí, de lo que decís rescato sobre todo la necesidad de liderazgo -aquel que con convicción maneja situaciones complejas con constancia a pesar de que momentaneamente pueda parecer para el común de los mortales que está navegando a contra corriente- unido a una voluntad de mejorar el país. Lástima que con solo desearlo, no ocurre. No existe la lámpara de Aladino che?

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