jueves, enero 08, 2009

Red de mentiras y el trabajo remoto (o de Chaplin a Bullock a Di Caprio)

por landi

Sin revelar, para los que aún no la vieron, una trama interesante con mentiras --como indica su título-- , secretos y mucha acción, voy a comentar la película Red de Mentiras (Body of lies), que vi ayer con seis espectadores más en una sala de Bariloche (Parece que el cine como lo conocíamos se está muriendo, pero ese es tema para otra entrada).

Leonardo di Caprio es aquí un espía norteamericano asignado en Medio Oriente, en un clima de guerra, terroristas, explosiones, intrigas, intereses creados...nada parecido a la realidad actual, no? Pero la cuestión que me impactó es la del trabajo remoto y las nuevas tecnologías, representadas por los estadounidenses, frente a los modelos más tradicionales y aparentemente "anticuados" de sus enemigos y hasta algún aliado del mundo árabe.

Russell Crowe, engordado a fuerza de hamburguesas para representar el papel, es el jefe de Di Caprio que dirige las operaciones desde su casa, en un lugar seguro y tranquilo de Estados Unidos, mientras toma unos tragos, lleva a sus hijos al colegio o los alienta en un partido de fútbol. Teléfonos celulares, Internet, satélites, GPS y otros chiches tecnológicos le permiten que maneje gran parte de las operaciones casi a control remoto.

En una entrada de hace un tiempo (Teletrabajadores, ¡1 de cada 4!), me sorprendía de la cantidad de teletrabajadores --en casa somo el 100%--, y recordaba la primera nota sobre teletrabajo que escribimos con Danila hace más de 10 años, basados en otra película de acción, La Red, con Sandra Bullock. Entonces era una programadora de computadora la que podía trabajar aislada y desde lejos, hoy es posible dirigir una guerra.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo también vi la peli. Y me sorprendió lo mismo. El personaje que hace Crowe está totalmente desconectado de la realidad de la guerra y del país. Su vida es la de cualquier oficinista. Digitar una guerra a la distancia, con botones e imágenes que parecen de videojuegos, es peligrosísimo. El despegue emocional y la ilusión de que todo es un juego nos puede llevar por peor camino a esta ya historicamente belicosa humanidad.

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