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jueves, mayo 27, 2010

Observaciones a mi paso por el Viejo Mundo

por landi

Hace tiempo que no viajaba por Europa como tuve la oportunidad de hacerlo en las últimas semanas. De tren en tren y de ciudad en ciudad, recorrí varios cientos de kilómetros, idiomas y culturas. Para aquellos que viven en el “primer mundo” muchas de estas observaciones les parecerán obviedades de la vida civilizada, pero viviendo desde hace un tiempo en un lugar algo remoto de la Patagonia Argentina, y viajando los últimos años por otros tantos lugares de Latinoamérica, había olvidado estas maravillas del verdadero primer mundo. Aquí van:

  • Los trenes funcionan, están limpios, cumplen horarios precisos –cuando dice que parten 10.16 hs, quiere decir que exactamente a esa hora se ponen en movimiento, y a la hora planificada llegan a su destino (y cuando excepcionalmente no lo hacen, ofrecen disculpas y bonificaciones).
  • Funcionan también los subtes, los tranvías, los buses y otros medios de transporte que permiten llegar a todas partes, cómodamente y a relativo bajo costo.
  • Las calles peatonales invitan a comprar, ir a trabajar o pasear por los centros urbanos disfrutando de la arquitectura y las vidrieras.
  • Parques, plazas y sendas para bicicletas, rollers, Segways o cochecitos de bebé ofrecen paseos y ejercicio para todos.
  • Los semáforos y las sendas peatonales facilitan la convivencia de peatones y vehículos (si ésta les parece demasiado elemental, intenten por aquí cruzar Bustillo en temporada…)
  • La basura está en los cestos y no en el suelo.
  • Los edificios antiguos o no tan nuevos están mantenidos, pintados, limpios, puestos al día.
  • Se promueve la incorporación de niños, jóvenes, discapacitados y adultos mayores a las actividades culturales, con descuentos y promociones notables.
  • El Estado está presente, funciona, se siente en la regulación, el orden, los incentivos y las sanciones.
  • Civilización y modernidad conviven con el respeto a la cultura y la historia.

Seguro que la crisis está alcanzando el Viejo Mundo, y que también tiene sus contradicciones y conflictos, ¡pero me dieron tantas ganas de que copiemos por aquí las cosas buenas de la civilización!

miércoles, septiembre 10, 2008

Carta de aguas

por danila

"Tenemos una amiga que no va a ningún restaurante que no tenga carta de aguas". Al principio me costó entender a qué se refería mi pariente español. ¡Ah! ¡Como una carta de vinos! OK... ¡qué excentricidad!

En Europa tuvimos oportunidad de ver este nuevo fenómeno del marketing que son las aguas envasadas como si fueran perfumes (ver, por ejemplo, Bling H20 ó Voss). Incluso con recomendaciones de con qué comidas va mejor cada una de ellas... :O

Como el fenómeno todavía no ha llegado a nuestro país, supongo que es una oportunidad para algún emprendedor local y -aunque le veo claramente el atractivo cuando me pongo el sombrero de marketinera- me produce irritación con el sombrero de consumidora.

Un amigo mío norteamericano se indignó cuando hace un par de años en Palermo Hollywood lo miraron mal por pedir agua de la canilla. Hay dos corrientes conviviendo en el mundo. Unos no toleran que un restaurante no tenga "carta de aguas" y otros no conciben que el agua sea envasada y vendida como bien de lujo.

Mientras tanto, en el World Water Week que reunió a más de 2500 expertos internacionales en agua en Estocolmo el mes pasado, el CEO de Dow Chemical dijo: "El agua es el petróleo de este siglo, con la crucial diferencia de que el agua no tiene substituto." Es que, con el calentamiento global, los glaciares -que son responsables del 70% del agua natural tomable-, se están derritiendo a una tasa alarmante.
Para pensar, ¿no?
(La foto la saqué en una tienda de productos gourmet en Benicassim, en la región valenciana)

martes, julio 22, 2008

Conectarse en euros

por danila (desde Italia)

En el hotel de Roma, para conectarse a Internet había dos opciones: usando un cable de red en la habitación, beneficio por el cual había que pagar €8 por hora, o bien contratando el servicio WiFi de la telefónica con la que el hotel tenía acuerdo, por €3.50 la hora. Para esto último, es necesario detectar la red con la laptop o handheld y -a través de una pantalla de inicio- pagar por el servicio únicamente con tarjeta de crédito.

Acostumbrada a que todos los hoteles en la Argentina ofrezcan WiFi gratuito, asi como también infinidad de bares y cafés, tanto tramite y gasto me provoca fastidio. El servicio de mi blackberry, contratado a Personal en la Argentina -descubrí llamando al *111 antes de partir- no anda por estos lares, razón por la cual opté por sacar mi Palm TX y teclado inalámbrico de De Remate, donde los tenía a la venta, y apostar a conectarme ocasionalmebte en puntos WiFi. Sabía por mis recientes años viviendo en Londres, que no era tan fácil pero no imaginé que sería tan difícil como está resultando.

De Roma fuimos en auto a Capracotta, un pequeño pueblo de montaña en la región de Molise. Ahí nació Emiliano Di Bucci, el bisabuelo de Cristian. Si bien hay menos de mil habitantes, el pueblo es desde hace unos años un centro internacional de ski. Aun así, no hay Internet salvo en la municipalidad por la mañana los días habiles. Nos quedamos dos días y la última noche, invitados por Massimo Di Bucci, a quien habíamos conocido ese mismo día, fuimos a cenar a L'Elfo, un restaurante gourmet a una cuadra de nuestro hotel. Compartimos una degustación de delicadeses regionales, incluyendo cacciocavallo, carcioffi, tartufo, crema de lentejas, y ravioles de la más sublime ricotta con salsa de hongos y raddichio. Mientras tomábamos vino en canasta, Massimo hablaba en italiano y Cristian y yo en un mamarracho italo-español. Massimo trabaja en Roma en TIM, una de las grandes de la telefonía celular. Nos contó que la gente renueva sus celulares cada seis meses y que las ventas por semestre, solamente de TIM, alcanzan las tres millones de unidades. ¿Será que ya todos aquí tienen celulares con internet, y por eso es tan difícil encontrar conexiones públicas? No lo creo...

Ahora estoy en Positano, a donde llegamos antes de ayer luego de que Cristian sorteara una hora de costa Amalfitana con el larguísimo auto alquilado. Estoy escribiendo "offline" para el blog, sentada en la terraza, con vista al mar. Iré por la tarde al único locutorio del pueblo, pendrive en mano, a subir el archivo. Espero ser rápida porque sale €5 la media hora...

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