martes, mayo 08, 2007

Negocios en camisón (parte 2)

por danila

No es que me gusten los "negocios en camisón" como dice landi en el post anterior en referencia a mi post de noviembre de 2006, oportunidad en la cual escribí sobre el trabajo desde la casa.

También yo necesito parámetros, límites, actos simbólicos y demás rebusques para dar orden al espacio difuso que resulta el hogar para el trabajo. Las 9.45 am marca el límite del horario en el que puedo permanecer en camisón. Si me excedo, ya comienzo a sentirme incómoda. Sucede que me levanto, me hago un café, leo el diario, y luego me siento a la compu a organizar la agenda del día y a contestar algunos emails "fáciles" para despejar el camino. Pero cuando se va acercando el "horario de trabajo" ya necesito de una ducha rápida y ropa civilizada.

Es increíble la fuerza con que el esquema tradicional de trabajo de lunes a viernes, de 9 a 18, está impreso en mi cabeza cuentapropista. Cuando decido hacer una actividad extra-laboral durante la jornada de trabajo (ir al cine con mi sobrina, por ejemplo), estoy consciente de que me estoy "tomando la tarde". Después de las 19hs, seguir al teclado significa "horas extra". Y cuando no me queda otra que trabajar durante el fin de semana (por ejemplo, cuando hay que entregar un libro), no me gusta ni medio.

Cosa extraña, ¿no? Siendo que no tengo ni jefe, ni colegas, ni empleados. Trabajar en forma independiente no nos independiza de la sociedad y, lo que es más, ¡de nosotros mismos!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Daniland i: lo que es notable es el determinismo que tenés, Dani, para quitarse el camisón, ducharse y quedarte en casa trabajando con horarios y agenda rigurosa.
Lau, el tema de los negocios en los cafés creo haberlo comentado alguna vez con Dani. Cuando estuve viviendo en Rosario la oficina era el café. Hace 10 años, claro, no había wi fi... pero la gente se reunía agenda y movil en una mano, y trabajaba y hacía negocios, mientras en los bigotes quedaban restos de medias lunas y por alguna barbilla se deslizaba la gota de una lágrima... café cortado con mucha leche... aclaro.... a ver si algún rosarino lee el comentario y cree que me refiero a que he visto allí un businessman lugareño llorando...

Anónimo dijo...

Si, me acuerdo de tu comentario sobre los negocios en los cafes. Por supuesto que nunca se nos ocurriria imaginar a un rosarino de negocios llorando... que ideas!

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